Bruselas, esa gran desconocida
Acabo de regresar de un enriquecedor viaje a Bruselas para acercar a los ciudadanos a las
instituciones europeas, concienciar sobre la necesidad de una mayor
participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones y hacer
llegar propuestas a los funcionarios de la UE para mejorar la
transparencia y rendición de cuentas.
El objetivo de concienciar sobre la necesidad de una mayor participación ciudadana se ha cumplido plenamente. Algunos participantes se reunieron con europarlamentarios o sus asistentes, que en general son más accesibles y proporcionan información de una manera más clara. Otros preferimos una visita guiada por Bruselas para conocer hasta qué punto son opacos los lobbies o grupos de presión y la influencia que llegan a tener en el proceso de toma de decisiones.
Daré pocas cifras. La coalición de ONGs ALTER-EU estima que en la ciudad de Bruselas 25.000 personas (17% de la población) son lobbistas, es decir, se dedican exclusivamente a interactuar con miembros de la Comisión Europea y del Parlamento Europeo. Llamad al lobby darse a conocer, invitar a eventos, persuadir, presionar y convencer de modos diversos. En un próximo post precisaré más.
Relacionado con esto, se calcula también que el 50%, la mitad, de las leyes nacionales que promulgan los 27 estados miembros tienen su origen en las decisiones tomadas por la Unión Europea.
No obstante, los lobbistas de Bruselas no tienen ninguna obligación de apuntarse a ningún registro, ni los europarlamentarios ni comisionados tienen ninguna obligación de publicar sus agendas. Son nuestros representantes, cobran un sueldo público, pero no podemos saber ni con quién se reunen, ni cuándo, ni para qué, ni qué efecto tienen dichas reuniones.
Simplificando mucho, da la impresión de que hay mucha gente con mucho poder influenciando decisiones muy importantes mientras los ciudadanos de a pie no nos enteramos de nada. La buena noticia es que estamos a tiempo de cambiar la situación, tal como informaré en próximos posts.
Aspecto lingüístico
Decimos rendición de cuentas porque sorprendentemente (¿o no?), en castellano no existe un término como el anglosajón accountability, para indicar "ser responsable de algo, estando sujeto a responder de la propia actuación"
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