Xavier Vinader, no solo ETA, in memoriam
Entre 1994 y 1997 formé parte del equipo de investigación de la
revista valenciana El Temps, liderado por
Xavier Vinader en Barcelona, desde su inicio a su fin. Después
colaboré con él en la producción de un libro sobre la mafia del arte que
desafortunadamente nunca llegó a publicarse. Sigo triste por su muerte.
Xavier Vinader |
No había horarios para ir a visitar a
mossos o guardias civiles en despachos repartidos por Catalunya, perseguir
fiscales en sobrios edificios de juzgados o hacerse pasar por periodista tonta
apareciendo en oficinas que ocultaban oscuros negocios. Había lectura, estudio
previo de lo que se aspiraba encontrar, mucha búsqueda de documento oficial
–sin internet, sin ficheros descargables, sin google. Mucha voluntad, muchas
horas, mucho trabajo a veces en vano y muy poco sueldo. Verdadero periodismo de
investigación.
Yo estaba recién salida de la Facultad
de Periodismo. Tuve dos tandas de prácticas en Radio Nacional, la segunda muy
divertida, elaborando reportajes (hasta viajé en el Rainbow Warrior de
Greenpeace Barcelona-Mallorca-Tarragona) y una tanda de prácticas en el equipo
de investigación de La Vanguardia, no tan divertidas ni productivas. El primer
día, por poner un ejemplo, me enviaron a la inauguración de la tienda Levi's en
el Passeig de Gràcia. Gran parte del resto del tiempo lo pasé editando textos.
Estaba convencida de que lo mío sería el periodismo de investigación o no
sería.
Sintiéndome privilegiada por la oportunidad
y llena de ilusión, aterricé para la entrevista de selección en la casa plagada
de libros de Xavier, en un edificio de escalera triangular "sin duda
diseñado por un masón", explicaba él. Fue simpatía a primera vista y allí
me quedé años –su casa era nuestra oficina mucho más a menudo que la redacción.
Hubo varios éxitos en aquel periodo,
que nadie ha mencionado en los obituarios. El más sustancial (medio millón de
pesetas veinte años atrás era mucho) fue ganar el Premi de l'Institut Català de
Consum de la Generalitat de Catalunya en 1995 al mejor reportaje de
investigación con "La Clenbuterol Connection".
Se da la circunstancia de que David
Martínez Madero (1963-2011) era el fiscal que se menciona, porque había
conseguido la primera condena en Catalunya por un envenenamiento con
clenbuterol, substancia de engorde de ganado, aunque acordamos no citar su
nombre en el artículo.
David Martínez Madero |
Llevaba en la carrera fiscal tres años.
Nunca olvidaré su amabilidad, su entusiasmo al describirme la vista oral y los
argumentos y sesuda explicación que justificaron la condena. Nos vimos un par
de veces más antes de que lo nombraran fiscal de la Fiscalía contra la Corrupción
y la Criminalidad Organizada y se marchara a Madrid en 1999.
Y allí se quedó hasta que en 2009
regresó a Barcelona al frente de la Oficina Antifrau de Catalunya, un
proyecto rompedor, impulsado por Pasqual Maragall, que tardó cuatro años en arrancar y
pretendía abordar el fraude vinculado a la Administración de manera preventiva
(¿Recuerdan aquello de "el tres per cent"?)
Por la multitud de casos en los que
Martinez Madero tiró incansable del hilo y porque estaba amenazado por la mafia
rusa y ucrania, sigo pensando que fue misteriosa su muerte por
infarto en un avión en Milán, regresando desde Singapur. Entre muchos
otros, investigó casos tan diversos como el de Litvinenko y las cuentas de la Expo de Sevilla que
derivaron en la operación Pretoria.
Cuando decidí presentar "La
Clenbuterol Connection" al premio, en El Temps me miraron
con desdén e incredulidad. Recibirlo fue una gran sorpresa para ellos y
decidieron que lo recogería el entonces director Joan Marí, no nosotros los
autores, y retuvieron el dinero durante semanas. Aún no sé por qué.
Eliseu Climent, propietario de la
revista, me invitó a tomar un café un día en un coqueto bar de la Plaça Sant
Miquel y me dijo que había decidido reflexionar durante un par de meses sobre
el papel del equipo de investigación. En otras palabras, que se había acabado
la aventura. De El Temps me llevé la amistad de un par de
personas honestas, que aún conservo, pero de otros prefiero no hablar. Por
cierto, las empresas de Climent -Edicions del País Valencià i Tres i Quatre SL-
siguen recibiendo generosas subvenciones de la Generalitat de Catalunya,
oficialmente al menos 91.000 euros anuales.
El café con Climent fue unos meses
después de meternos con el Opus Dei en Catalunya con un artículo con firma
inventada –no recuerdo por qué– y de tener a punto de publicar otro sobre las
interesantes conexiones internacionales de la organización, basado en la
investigación del periodista suizo-canadiense Robert Hutchinson, a punto de
publicar Their Kingdom Come: Inside the Secret World of Opus Dei,
a quien habíamos entrevistado en exclusiva. No llegó a salir.
Y eso que con la Iglesia ya nos
habíamos metido antes. En una serie de dos reportajes, "Il FiloneBarcellona" y "La conexión catalana", de
noviembre de 1996, indagamos sobre por qué el entonces arzobispo de Barcelona
Ricard Maria Carles y tres personas más de Catalunya formaban parte del sumario
de la operación "Cheque to cheque" abierta en la fiscalía de Torre
Annunziata (a 25 km de Nápoles).
El elegante fiscal jefe, Alfredo
Ormanni, había enviado a España una comisión rogatoria para poder interrogar al
cardenal sobre por qué aparecía su nombre vinculado a una operación de blanqueo
de dinero en la que habría mediado el Vaticano, relacionada paralelamente con
otra de tráfico de armas. Conseguimos establecer relaciones familiares y/o profesionales entre
todos los imputados de Catalunya, que negaban conocerse.
Siguiendo instrucciones de Xavier,
recuerdo haber llamado a las redacciones de El País y El
Mundo en Catalunya para que nuestra investigación tuviera mayor
repercusión, y cómo me dijeron que "de ese tema hay orden de publicar solo
lo que den las agencias".
Otros temas que abordamos fueron la
espeluznante mafia rusa, la mafia calabresa, las milicias norteamericanas y su
relación con el atentado de Oklahoma de Tim McVeigh, el caso Zabalza y algunos
de los escándalos financieros de la época.
Xavier Vinader investigó la
ETA y los movimientos de extrema derecha, y por hacerlo durante la transición
lo condenó a prisión la Audiencia Nacional en 1983. Se ha dicho poco estos días
que Amnistía Internacional lo declaró
entonces prisionero de conciencia y que apeló ante el Gobierno por su libertad,
como se relata en el anuario de 1985 -un año en que
"En España, la tortura y los malos tratos a prisioneros continúan siendo
la mayor preocupación de Amnistía Internacional" y también en
este International Handbook of Human Rights de 1987.
Pocos meses después de su regreso pactado a España, lo indultaron.
Vinader saltó a la fama por esa
investigación pero fue un lector empedernido –a tod@s nos encargaba buscar,
encontrar, comprar y llevarle libros variopintos desde cualquier punto del
mundo– y mantuvo un archivo organizadísimo de muchos temas. Al quedársele
pequeño el espacio, donó parte de él y aquí podéis ver el índice, por si
quienes ahora le lloran se animan a tirar de algún hilo. Temas por
investigar nunca faltan. Gracias, Xavier, por tu ejemplo.
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